Es evidente que la tracción total aporta un plus de seguridad pero también un aumento de consumo y pérdida de prestaciones respecto al modelo con tracción delantera. Además, el mantenimiento y reparaciones deben ser más caros.

Yo elegiría uno con tracción delantera salvo que la zona geográfica en la que me moviese implicara carreteras con hielo, nieve y abundante lluvia. En esas condiciones es donde se puede sacar provecho de la tracción total.