Fuente: http://www.autocity.com/pruebas/Opel....html?cod=5349
El Astra es el modelo en el que más confía Opel para espantar el fantasma de las ventas flojas. Para ello, quiere ofrecer tecnología y buen precio y, en el caso concreto del OPC, un deportivo radical extremo que enloquezca al público joven y que, de paso, se apunte a la escalada de potencia en el segmento.
Al perder las siglas GSI, el Astra fue uno de los modelos Opel más aburguesados de los últimos tiempos. Nacidas en la piel de la tercera generación del Kadett, estas tres letras debían ser al final de los 1980 el arma arrojadiza que diera al traste con el monopolio de los GTI de Volkswagen. Pero se olvidaron en algún cajón de la marca de Rüsselsheim.
Desde hace poco, sin embargo, Opel vio necesario responder a una descarada escalada de potencia en el nicho de los deportivos compactos (desde los 200 cv del Golf GTI, pasando por los 225 cv del Corolla TTE, Mégane y Focus ST hasta los 250 cv del Alfa 147 GTA, y del A3 3.2 o del mismísimo Golf R32) y para ello le faltaban tres letras. La respuesta llegó de OPC (Opel Performance Center), un departamento de preparación y formación deportiva que se ha encargado de alinear una versión extrema de (casi) cada uno de los modelos de Opel, empezando por el Meriva y acabando por el Zafira.
Ficha técnica: Opel Astra OPC: 31.130 €.
- Motor: 1.998 cm3, 4 cil. en L, 16v, inyección secuencial, turbocompresor.
- Potencia/Par: 240 cv a 5.600 rpm / 320 Nm a 2.400 rpm.
- Suspensiones del/tras.: McPherson + estabilizadora / Brazo tirado + eje de torsión + muelle.
- Frenos del/tras.: Discos ventilados / Discos. ESP de serie.
- Ruedas: 225/40 R18. Llantas de aleación de serie.
- Peso: 1.393 kg.
- Consumo medio: 9,2 l./100 km.
Así llega el Astra, que con los 240 cv de su versión OPC (sólo disponible en la carrocería coupé de 3 puertas GTC) se planta en mitad de sus competidores, aunque les gana a casi todos (con el permiso del GTA) en espíritu radical. En efecto, el Astra OPC es tan salvaje en prestaciones, en entrega de potencia, en tacto de suspensiones y dirección, en consumo, incluso en las dimensiones del habitáculo que uno no puede plantearse comprarlo para usarlo todos los días, sino sólo para sacarlo a pasear el fin de semana.
A la hora de conducir deprisa, este Astra es verdaderamente espectacular, en especial tras presionar el prometedor botón “Sport” en el tablero. Este botón activa el sistema IDSPlus, con el que se modifica la cartografía de inyección y encendido, se endurece la dirección y los amortiguadores (gracias al sistema MagneRide desarrollado por Delphi) se ponen más firmes. El resultado es que el Astra se vuelve más bestial de lo que es en modo estándar.
De todas formas, sólo si tenemos experiencia podremos gozar con este obús rodante. El estado de alerta debe ser máximo, dado que el motor está siempre dispuesto a salir volado y las pérdidas de tracción son constantes, por más que el control electrónico intente minimizarlas. Eso sí, adelantar es un ejercicio que no requiere el más mínimo esfuerzo y en autopista habrá que poner atención para no pasar de 160 km/h, velocidad a la que el Astra OPC parece ir al ralentí.
Dado que lo más resaltable de este Astra es su motor y sus prestaciones, comentar detalles nimios como la habitabilidad (exigua), el maletero (de difícil acceso), el equipamiento (el control de crucero o los faros de xenón son opcionales) o la estética tuning (de dudoso gusto) parecen frivolidades burguesas. El precio, con todo, es razonablemente alto, poco por encima de los 30.000 €; un coche así no debería poder estar en según qué temerarias manos. Por cierto, que vale la pena valorar lo que nos vamos a gastar cada año en neumáticos y combustible. El montante total es escalofriante…