El encargado de llevarnos y traernos de acá para allá a lo largo de esta prueba, es un motor turbodiesel common rail de inyección directa, eso sí de baja cilindrada -1.3 litros- que tan buenos resultados ha dado en otros modelos de GM y del grupo Fiat. Esta mecánica, galardonada en numerosas ocasiones por su rendimiento, va asociada a una caja de cambios de 6 velocidades que le viene como anillo al dedo y de la que cabe destacar su suavidad.
En marcha, como ocurre con el resto de la nueva hornada de utilitarios, encontramos un comportamiento cercano al de un compacto que se hace pesado hasta que sobrepasamos el escalón de las 1.700 rpm, momento en el que el turbo pide protagonismo para hacer del Corsa un coche agil casi en cualquier situación. Claro está que no se dispone de unas prestaciones infartantes, pero si son suficientes para hacer kilómetros a velocidades respetables -en torno a los 140 km/h más o menos- sin dificultad, lo cual se agradece en el consumo con unos registros de 4,6 litros a los 100 km -por supuesto hablamos del mixto-.
El modelo de Opel entra en las curvas a la perfección con mucho aplomo aportando al conductor una sensación de seguridad total, y decimos sensación porque el ESP es opcional. Sus tendencias subviradoras son nobles y, lo más importante, predecibles. En carretera la calidad de marcha sorprende, aunque en parte se ve truncada por una dirección muy sensible.
En cuanto a prestaciones, el utilitario alemán alcanza los 100 km/h en 12,7 segundos y llega hasta los 172 km/h de velocidad máxima. Su par máximo es de 200 Nm, con lo que “hundir” el acelerador no será suficiente para conseguir unas buenas recuperaciones -una escusa más para disfrutar de la suavidad de su palanca de cambios-.
El Opel Corsa se convierte en una opción interesante, equilibrada y sobre todo novedosa. Y esto último se paga ya que los precios van desde los 15.500 € del acabado Enjoy con carrocería de 3 puertas hasta los 17.650 euros del 5 puertas Cosmo, sin contar opciones.