Precioso, un juguetito de esos que marcan. Sentir cómo te deja pegado y pierdes la dirección cuando de verdad empuja... eso no tiene precio.

Mucho ánimo con la restauración, aunque ya sabes que los meses pasan y no avanzas apenas. Pero eso es lo de menos si te entretienes. Y sólo de pensar en ese amarillito tan guapo que le quieres poner... me das una envidia que no veas...

Saludetes y a disfrutarlo.