Aditivos «racing». Desde el punto de vista estético nuestros tres compañeros de viaje entran por los ojos en cuanto a aspecto visual serefiere. Aunque sobre gustos no hay nada escrito nos decantamos por la llamativa versión del ST Coupé, que luce una tonalidad anaranjada denominada “Racing Orange” donde llaman poderosamente la atención unas espectaculares llantas de18 pulgadas generosamente calzadas y la doble salida de escape en
la zaga. El resto de aditivos aerodinámicos se completa con las molduras laterales, el sugerente alerón trasero y una nueva calandra delantera. El Mégane le sigue a la zaga con: faldones específicos, discreto alerón, salida doble de escape, antinieblas muy expuestos y llantas de18 pulgadas, un detalle que lo delata.
El Astra por su parte pasa a ser el más desapercibido de este llamativo terceto. En este sentido, los elementos que lo diferencian del resto de versiones pasan por una gran toma de aire frontal, un alerón sobre la luneta trasera –al igual que el ST, la salida de escape central y las pinzas de freno en color azul como el resto de las versiones OPC.
La tónica general continúa una vez nos adentramos en los habitáculos. Aquí el Focus ST luce sus mejores encantos con un interior de lo más llamativo gracias a incluir elementos como unos asientos firmados por Recaro en las cuatro plazas que ofrecen un formidable apoyo lateral. Sin embargo, la regulación en altura de la posición del conductor nos queda alta, resultando la posición de conducción menos deportiva del terceto.
Su talante de corte deportivo muestra una instrumentación de lo más completa, que incluye indicadores de la presión del turbo, así como termómetro y presión del aceite. Elementos a los que se suma el pedalier de aluminio o el pomo y el volante forrados en piel.
Astra y Mégane recurren a unos acabados más austeros con profusión de plásticos cromados a lo largo y ancho del salpicadero, así como pedalieres de aluminio en una posición perfecta. Sin embargo, el modelo de Renault se desmarca de sus oponentes con unos asientos tipo bacquet de sensacional factura, que aportan una postura de conducción excepcional. Por su parte, el Astra peca de una instrumentación demasiado escasa, ya que el conductor tan sólo cuenta en el cuadro con tres relojes: velocímetro, tacómetro e indicador del nivel de combustible.
Veredicto: pasión frente a razón. A la hora de discernir cuál es el ganador de esta pugna GTi nuestro veredicto final queda del lado del Focus, ya que a la postre resulta el más equilibrado del terceto, por precio, estética y sencillez de conducción.
Más ágil llevado al límite y de mejor frenada encontramos el Mégane, aunque su mecánica carece de una mayor fuerza en bajos y su acabado interior se ha quedado algo obsoleto, a pesar de contar con el equipamiento más completo del terceto.
En el OPC encontramos el vehículo más pasional, pues genera sensaciones y de las grandes. No obstante, le cuesta digerir tanto potencial al suelo, convirtiéndose en el más difícil de llevar del terceto.
De cualquier modo, estamos ante tres irresistibles placeres terrenales para todos aquellos amantes a la conducción.